Coach, experta en Coaching Cuántico y en Inteligencia Emocional. Directora de la Escuela de Liderazgo y Bienestar Emocional.
juliademiguel.com
Cómo vivimos lo que nos sucede en la vida depende de nuestra percepción. En función de cómo percibimos lo que nos sucede, accionamos. Y estas acciones serán más o menos funcionales para nosotros/as cuando más realistas hallamos sido a la hora de tomarlas.
Percibir la realidad tal cual es, sin distorsión, aceptarla y desde ahí tomar decisiones funcionales para nosotros es lo que nos hace seres humanos valiosos. Una persona realista es aquella que percibe la realidad como es y desde ahí, toma decisiones coherentes y funcionales para esa realidad que está viviendo. Es entonces cuando fluimos con la vida, avanzamos, evolucionamos.
Cuando percibimos la realidad de manera distorsionada, es decir, cuando no la vemos, porque la negamos, ya que no se ajusta a lo que debería de ser, a lo que a mí me gustaría que fuese, es cuando entramos en lucha, en involución, perdemos valor como seres humanos porque estamos yendo en contra de la realidad, de la vida, de nuestra propia esencia. Entonces nos bloqueamos, nos agotamos, nos volvemos personas amargadas y exigentes no sólo con nosotros mismos, sino también con los demás, a quienes exigimos que cambien, para así conseguir la realidad que se ajusta a mis ideales, a lo que yo creo que debe de ser. Y esto es agotador. Perdemos toda la energía y lo notamos en nuestro cuerpo que enferma, en la relación con los demás, vamos sintiéndonos cada vez más insatisfechos, vacíos.
Y es que percibir la realidad tal cual es, requiere primero de conocer nuestra multidimensionalidad. Somos materia, estamos formados por átomos, podemos vernos, tocarnos, nuestra parte partícula es evidente. Pero también y al mismo tiempo, somos onda, intangible. Esa parte que no vemos, pero que sí somos. Onda y partícula al mismo tiempo. La onda, el intangible es nuestra consciencia y conciencia, eso que no se ve, pero nos da vida y forma. No se ve, pero sí sentimos.
Sólo cuando estamos conscientes, cuando nuestra consciencia está en ON, podemos percibir la realidad. Por lo tanto la consciencia y conciencia son las gafas a través de las cuales podemos VER. Sin activar nuestra parte onda, estamos ciegos. Y nos pasa como a los seis sabios de este cuento:
Esta es la historia de seis sabios hombres que vivían en una pequeña aldea. Los seis eran ciegos. Un día, alguien llevó un elefante a la aldea. Ante tamaña situación, los seis hombres buscaron la manera de saber cómo era un elefante, ya que no lo podían ver.
– Ya lo sé -dijo uno de ellos-. ¡Palpémoslo!
– Buena idea -dijeron los demás-. Así sabremos cómo es un elefante.
Dicho y hecho. El primero palpó una de las grandes orejas del elefante. La tocaba lentamente hacia delante y hacia atrás.
– El elefante es como un gran abanico -dijo el primer sabio.
El segundo, tanteando las patas del elefante, exclamó: “¡es como un árbol!”.
– Ambos estáis equivocados -dijo el tercer sabio y, tras examinar la cola del elefante exclamó-. ¡El elefante es como una soga!
Justamente entonces, el cuarto sabio que estaba palpando los colmillos bramó: ¡el elefante es como una lanza!
– ¡No!, ¡no! -gritó el quinto-. Es como un alto muro (el quinto sabio había estado palpando el costado del elefante).
El sexto sabio esperó hasta el final y, teniendo cogida con la mano la trompa del elefante dijo: “estáis todos equivocados, el elefante es como una serpiente”.
– No, no. Como una soga.
– Serpiente.
– Un muro.
– Estáis equivocados.
– Estoy en lo cierto.
– ¡Que no!
Y siguieron en esa continua discusión porque ninguno veía la realidad tal cual era, ninguno veía al elefante realmente, sino solo una parte de él. No podían, estaban ciegos y sólo tenían en cuenta aquello que ellos tocaban e interpretaban.
Sin consciencia no podemos VER la realidad, estamos ciegos y esto nos va a llevar a luchar con los demás para que ellos vean y hagan lo que yo creo que debe ser. Nos manipulamos y manipulamos a los demás para ajustar la realidad a nuestros ideales, a lo que debería de ser para así sentirnos valiosos, plenos, tranquilos. Pero sólo quien ve la realidad como es, sin juzgarla, ni manipularla, sólo quien la ve y la acepta como es, toma decisiones conscientes, con alma, coherentes. Y esto es lo que nos hace seres humanos de gran valor, altamente funcionales para nosotros y para el mundo.
Somos valiosos y altamente funcionales cuando vemos la realidad tal cual es y tomamos decisiones y accionamos en coherencia y armonía con esa realidad.
Vale y ¿cómo activo mi consciencia y conciencia? te puedes estar preguntado? ¿Cómo doy al ON de la Consciencia? Pues ralentizando nuestra vida en constante acción. Acogiendo la parada como parte esencial de la vida. El movimiento necesita de la pausa y la pausa del movimiento para convertirse en baile fluido y hermoso, igual que el sonido necesita del silencio para convertirse en música. Esa pausa, ese silencio es nuestra consciencia. Cuando paramos podemos observar, estamos creando espacio. Y esa parada es una parada también y sobre todo mental. Nuestro ruido interior es el que debemos parar. Parar el análisis para que podamos observar y observarnos. Es entonces cuando os estamos poniendo las gafas para poder ver la REALIDAD como ES.
Estamos en noviembre, época del año que invita a esa parada, a vivir con más calma, a bajar el ritmo (exterior e interior), al silencio. Es un momento perfecto para dar al ON. Activar la consciencia para VER, para no accionar en automático, para dejar de vivir desde lo que no somos, autómatas y vivir, desde lo que sí SOMOS. Seres humanos conectados a su parte onda, conscientes, despiertos. Personas en constante evolución porque VEN la REALIDAD, la aceptan tal cual es y desde ahí tomas decisiones altamente funcionales y valiosas. Entonces dejaremos de buscar sentirnos valorados por los demás o a través de lo material. Entonces dejaremos de luchar, de buscar, de manipularnos y manipular, entonces y sólo entonces, comenzaremos a VIVIR.
DALE al ON.