Hasta hace pocas décadas, en España, la mayoría de niñas y niños, tanto en pueblos como en grandes ciudades, tenían la posibilidad de desplazarse caminando a su centro educativo y de usar las calles para el juego, sin acompañamiento de personas adultas.
En la actualidad, esta autonomía de movimientos se ha visto drásticamente limitada por un modelo urbano que prioriza
la movilidad en vehículo privado, lo que ha generado toda una serie de efectos sobre la vida, las oportunidades de desarrollo y la salud de nuestros hijos.
Aparte de las consecuencias sobre la seguridad, es necesario visibilizar otra serie de impactos sobre la calidad del aire y el espacio público que condicionan el desarrollo y la salud de la infancia.
Dificultad para jugar, entrenar la madurez y la autonomía
La percepción de peligro ha derivado en sobreprotección y continuo control adulto de la infancia, impidiendo el aprendizaje y dominio de numerosas aptitudes imprescindibles para el buen desarrollo físico y la maduración de destrezas psicológicas básicas : habilidades sociales, resolución de problemas, orientación espacial, percepción de eficacia, autocuidado, autoconfianza, etc.
Las dificultades de los niños, niñas y adolescentes para caminar, correr y relacionarse con su entorno inmediato, así como para encontrarse y jugar libremente con iguales, se han vinculado, no solo con falta de autonomía sino con problemas crecientes de soledad y aislamiento, o con el incremento del estrés emocional e hiperactividad.
La importancia del juego en la infancia es tal que está reconocido como uno de sus derechos fundamentales por la Convención de los Derechos del Niño, que también indica que “la sociedad y las autoridades públicas se esforzarán por promover el goce de este derecho".
Obesidad: la epidemia del s. XXI
España se encuentra entre los países europeos donde este problema de salud pública es más grave, con una prevalencia de alrededor de un 40% de sobrepeso en la infancia, de los que un 19% de niños casi uno de cada cinco y un 17% de niñas padecen obesidad.
La obesidad infantil tiene efectos inmediatos y a largo plazo sobre la salud física, social y emocional. Los niños, niñas o adolescentes con obesidad corren mayor riesgo de sufrir otras afecciones crónicas de salud y enfermedades: asma, apnea del sueño, problemas en huesos y articulaciones, diabetes tipo 2 y enfermedades del corazón . También tienen más riesgo de padecer aislamiento social, depresión y baja autoestima.
El sobrepeso infantil está íntimamente vinculado al sedentarismo y a la dificultad de los niños y niñas para realizar el ejercicio mínimo diario necesario, entre el que debería i ncluirse el desplazamiento activo a los centros escolares y la actividad física en el entorno del barrio.
Exposición infantil a la contaminación atmosférica
La contaminación del aire es un problema invisibilizado, aunque causa más muertes que los accidentes de tráfico: 430.000 muertes prematuras en Europa, según la Agencia Europea de Medio Ambiente. La infancia además es especialmente vulnerable dado que afecta al crecimiento, la salud respiratoria o el desarrollo cognitivo .
La evidencia científica ha pu esto de manifiesto el gran problema de salud pública que representa la contaminación del aire en las ciudades principalmente el NO 2 y la materia particulada PM 2.5 , PM 10 y partículas ultrafinas (UFP convertida en un importante factor de riesgo para enfermedades como las infecciones respiratorias, el asma, las dolencias cardiovasculares o el cáncer de pulmón .
En relación con los entornos y rutas escolares, un estudio reciente en la ciudad de Barcelona mostró que aunque los niños y niñas invierten sólo un 6% de su tiempo diario en estos desplazamientos a pie, absorben el 20% de la dosis total diaria de contaminantes del aire durante este tiempo (el resto lo hacen en casa 35% y la escuela 30%)30%). Estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de crear caminos escolares no solo seguros desde el punto de vista de la accidentalidad sino también saludables saludables.